Tras llevar a cabo el correcto proceso de notificación para la celebración de una asamblea ciudadana que tenía como objetivo trabajar en los preparativos de la manifestación del próximo 23F, la policía notificaba que dicha asamblea debía ser desconvocada, alegando que no se trataba de un evento con carácter de urgencia, por lo que debería haberse notificado con un plazo mínimo de 10 días, en lugar de las 24 horas necesarias en estos casos.
Sin embargo, siempre se había seguido el mismo procedimiento y nunca había existido problema alguno. De hecho, cuando se les ha preguntado por los criterios que establecen como urgente o no una convocatoria de estas características, no han sabido responder. Después de presentar una alegación a la Subdelegación de gobierno recurriendo la decisión de no permitir la realización de la asamblea, la policía, actuando como los guardianes del régimen irrumpían en la plaza con actitud chulesca y desafiante dirigiéndose a los compañeros que habían llevado a cabo la solicitud para notificarles lo que ya sabían. Éstos como respuesta presentaron el documento de alegación que denunciaba esta violación al artículo 21 de la actual constitución española. Sin mucho más que decir, el policía ha optado por el infantilismo y ha señalado: 'Pues ya haremos nosotros lo que veamos oportuno', dejando caer la posibilidad de multas o cualquier otro tipo de estrategia coercitiva.
‘Estamos en un estado de derecho, y esto no se puede hacer', argüía el policía mientras el pleno de la asamblea reía a carcajadas a raíz del irónico comentario. 'En otros tiempos habría venido aquí la caballería y ya estaríamos pegando palos'. Más que probablemente, esto es lo que a muchos de ellos les gustaría.
De hecho, a nadie se le escapa la escalada de episodios represivos de la que estamos siendo testigos. Esta escena se produce sólo unas semanas más tarde de que la policía irrumpiera en otra asamblea de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas y el 15M, en la misma localidad de Elda, y en la que identificaron a las personas asistentes sin alegar motivo alguno. Una vez más, pretenden instalar el miedo entre la población, sobre todo entre las personas que ya hemos sido conscientes de que así no podemos seguir viviendo.
Todavía no saben que el miedo ha cambiado ya de bando: Tienen miedo. Nosotras no.
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